Motivación: En los tiempos en que era alumno recibí un dinero de parte de mi madre para pagar los estudios e internado. Ella consiguió estos recursos con mucho esfuerzo. En esos días un amigo vino mostrando mucha necesidad y me pidió que le prestara dinero. Sin pensar dos veces le presté todo ese valor que no era poco. Pocos días después me di cuenta que no tenía tanta necesidad. Así que le pedí que me devolviera, pero ahora su reacción fue de desprecio. Sus palabras mansas a la hora de pedir el dinero ahora eran palabras ásperas. En esos días llegó mi madre y supo de la deuda en la escuela, y me preguntó: ¿Qué pasó con el dinero? Le tuve que confesar lo sucedido, y ella me reprendió. Al comienzo me indispuse mucho, después comprendí que este valor representó muchos meses de trabajo.