Motivación:
En el verano del año 1975 decidimos hacer un campamento con mis amigos. Nos preparamos, elegimos un lugar a la orilla de un río y salimos para acampar por tres días. Estábamos tan entusiasmados con esa experiencia, porque todo era nuevo. Por primera vez íbamos a acampar y cocinar. La primera noche decidimos preparar una sopa.
Hacía frío y teníamos mucha hambre. Cuando el agua comenzó a hervir colocamos los ingredientes de la receta y nos dispusimos a disfrutar de una sopa deliciosa. Pero cuando la probamos, no tenía sabor, le faltaba sal. Uno de mis amigos, inexpertos en ese oficio le puso sal de manera desproporcionada. El resultado: la sopa quedó muy salada. Tuvimos que tirar toda la comida y hacer todo de nuevo.
Aplicación:
Jesús jamás comprometió su fe, pero le gustaba ir donde había pecadores. Las personas que se sentían más a gusto alrededor de Jesús eran los pecadores, y los que se sentían más incómodos eran los supuestos santos. Pero Jesús no prestaba atención a eso, porque tenía sus prioridades en el orden correcto. Vino para salvar pecadores. Esa era su misión, y debe ser también nuestra misión.