Video Lección 9: Nuestra Misión 3º Trim/2014 – Escuela Sabática Descarga más aquí http://www.adventistas.org/es/escuelasabatica/
Bosquejo de Lección 9 Nuestra misión
Motivación:
Cien años atrás existió un animado predicador de avivamientos llamado Billy Sunday, ex integrante de grandes equipos de beisbol. Él tenía por costumbre decir que la mejor cosa que podía sucederle a alguien era ir a uno de sus avivamientos, ser salvo, salir a la calle, ser atropellado por un camión gigantesco y así ser salvo. Pero “Ser salvo” y morir no era la opción A para Jesús. Su plan A es que si aceptas la salvación, debes cumplir tu misión.
Foco: Entender que la iglesia existe por causa de la misión guiada por el Espíritu, así como el fuego existe por causa de la combustión impulsada por el oxígeno. Los que hacen verdaderos discípulos están cumpliendo el propósito de Dios para su iglesia.
Comprensión:
I. Jesús, luz del mundo
Pregunta 1 ¿Por qué el reino de Cristo está asociado a la luz?
Luz es contraria a tinieblas, luz es claridad.
Jesús es la luz de los hombres, cuando Cristo habita en el corazón, es imposible esconder la luz de su presencia.
Mat. 5:14-16
Mc 4:21 La luz no puede ser escondida
II. Testimonio y discipulado
Pregunta 2 ¿Qué característica tiene un testigo? Hechos 1:8
Pregunta 3 ¿En qué consiste la misión prioritaria de Jesús?
Aplicación:
Creatividad:
Jesús dijo: “Vosotros sois la sal de la tierra”. La sal no es un fin en sí misma. Cuándo fue la última vez que almorzaste o cenaste en la casa de alguien y comentaste: Mi amigo, esta sal está excelente. Querida, ¿por qué no tenemos esta sal en la casa? Debemos cambiar la marca. La sal es llamada para perderse en algo mucho mayor y más glorioso; allí sí cumple su misión.
Podemos optar por la vida apacible, por la búsqueda de sentimientos positivos. Podemos buscar la buena vida usando nuestras fuerzas demarcadas. Sin embargo, la vida mejor, la vida llena de significado sucede cuando usamos nuestras fuerzas a servicio de algo mayor que nosotros mismos. Una vida en misión.
Tal vez tengas la impresión de no creer lo suficiente en Jesús. No hay problema. ¡Él cree en ti!